FIRMA DEL CONTRATO DE HECHURA DEL NAZARENO.

 

Hace 390 años, el 4 de junio de 1632 se firmaba ante el escribano de Conil, Sebastián Odiz Enríquez, el contrato de ejecución de una imagen de Jesús Nazareno para la cofradía homónima de dicho pueblo.

Lo tallaría el maestro escultor Francisco de Villegas. Sobre el trono de España, Felipe IV; en la cátedra de san Pedro, Urbano VIII Barberini. 

 El documento, custodiado en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, específica sus características “de siete cuartas de larga (entorno a 1,46 metros); encarnadas la cabeza y manos, con su cruz a cuestas (…) de manera que no tenga mas que echarle la túnica, para salir en la procesión que sale cada año (…) en la iglesia de la Misericordia -hoy capilla del Jesús, el nombre de “Misericordia”se debía al desaparecido hospital colindante-“ 

 La imagen costaría 1.263 reales de vellón -sumando escultura y parihuela procesional- debería de ser entregada a la cofradía el día de Navidad del mismo año, se le entregaría entonces 630 reales por parte de Francisco González, mayordomo de la cofradía. 

El resto, 633 reales, se le entregaría el 15 de agosto de 1633.  

La elección de Francisco de Villegas como escultor pudo deberse a la cercanía del taller del artista, en la ciudad de Cádiz. Villegas nació en Toledo, en 1592. En 1606 entró como aprendiz en el hispalense taller de Juan Martínez Montañés, en 1614 comenzaría allí su trabajo como oficial. La fuerte competencia le llevaría en 1619 a abandonar Sevilla y establecer taller propio en Cádiz, desde allí su producción se expandiría por toda la provincia.  El incipiente éxito de escultores como Jacinto Pimentel (1605-1676) y Alonso Martínez (1612-1668), establecidos también en la capital gaditana, le obligaron a retirarse, muriendo en Medina Sidonia en 1660. Como escultor Villegas muestra cierta torpeza a la hora de desarrollar el nuevo estilo, sus obras tendrán un defecto claro, el mal uso de la proporción, además de desarrollar la anatomía con cierta torpeza. Por esto abandonó Sevilla y más tarde Cádiz, no supo adaptarse y evolucionar con certeza hacia el barroco, desde el manierismo.  

La imagen del Nazareno presenta la iconografía basada en el texto de san Juan (14-17), aunque por la rígida postura del tronco y la rectitud del cuello, pudo ser concebida en su origen con la variante de abrazar la cruz por el stipes -parte larga de la Cruz-.  Esta fórmula -cruz al hombro derecho abrazando el stipes- fue muy común en los nazarenos de escuela sevillana, anteriores a la primera mitad del siglo XVII, se acomodaba a los sermones de la época, como el caso de san Juan de la Cruz, quien insiste en que Cristo se abrazó a la cruz, aceptándola como instrumento de martirio. Ejemplos más destacados son los sevillanos Nazarenos del Silencio y de la Corona.  

Sigue los cánones promulgados desde el concilio de Trento, diseñada para procesionar y de vestir. En el devenir de los siglos ha sufrido alteraciones en demasía, algo común en épocas anteriores, más aún en los pueblos, desvirtuando muchos aspectos de la obra original. Actualmente cuenta con el cuerpo completamente anatomizado –posible intervención posterior-, tallada plenamente la cabeza, manos y pies y brazos articulados. La cabellera no se asemeja con los grafismos vistos en otras tallas de Villegas, quien esculpía los cabellos con formas copiosas, abultadas y con hebras muy esquemáticas, por ello el Nazareno, con seguridad, contó con pelo natural -moda muy presente en Cádiz-.

Estas alteraciones se hacen incompatibles con el mantenimiento de la policromía, por lo que esta no sería original, sino de época posterior.  El rostro de composición rectangular, con ojos almendrados; cejas finas; la falta de vello en el surco nasolabial; nariz puntiaguda y recta, de aletas poco carnosas y planas; la barba bífida y muy pronunciada, trabajada de forma simple; pómulos amplios y el labio inferior más grueso respecto al superior, denota los rasgos morfológicos propios de la producción de Villegas, vistos de forma clara en la imagen gaditana, atribuida a este escultor, del Cristo de la Salud (ca.1624 -1652). El titular de las Cigarreras, mantiene el pelo natural, por lo que nos da una idea directa de como puedo ser en origen, el Nazareno conileño. De postura en “contrapposto”, sigue la estética manierista -recordemos que Villegas aún es protobarroco-, da estabilidad mediante cierta inestabilidad, produciendo así, efectos de tensión en el cuerpo. 

En la última intervención se le realizó una profunda limpieza de la policromia, así como la corrección de ciertos errores estilísticos.


Contrato: en rojo la firma de Francisco de Villegas, en verde la fecha de firma. 

Imagen del Nazareno.
Ca. Década de los 60.

El Nazareno en su estado actual. 

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